La vida silvestre siempre ha desempeñado un papel muy importante en la vida humana. Sin embargo, su valor ha sido ampliamente ignorado o subestimado, por lo que ha llevado mucho tiempo reconocer su verdadero valor. En el mejor de los casos, la importancia de la vida silvestre se ha considerado únicamente en términos estéticos y turísticos.
La Carta Mundial de la Naturaleza, adoptada y proclamada solemnemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1982, abordó la preocupación por la conservación de la vida silvestre sin hacer referencia al concepto de su valor. No fue hasta 1992, en el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica en Río de Janeiro, que se hizo una clara declaración de intenciones para asegurar el “valor” de la biodiversidad.
Sin embargo, durante mucho tiempo se continuó considerando la vida silvestre más en términos de producción de animales salvajes, reconociendo su valor para actividades cinegéticas, alimentación o turismo. Por lo que algunos economistas han tratado de cuantificar la vida silvestre para destacar no solo su importancia económica (que asciende a miles de millones de dólares en todo el mundo), a través de usos consuntivos y no consuntivos, sino también su valor nutricional actual y potencial, su papel ecológico y su impacto social y cultural en las sociedades humanas, tanto en poblaciones altamente desarrolladas como en aquellas en desarrollo.
También debemos recordar que no solo se consideran los valores positivos de la vida silvestre, sino también aquellos negativos. La depredación de la vida silvestre hacia las personas (víctimas), el ganado (depredación), la agricultura (daños a los cultivos) y el paisaje natural (plagas invasoras) se consideran contravalores o antivalores. Sin embargo, cada persona tiene su propio punto de vista sobre el mismo valor; para quienes están en áreas de conservación de la vida silvestre, podría considerarse normal que los depredadores se aprovechen del ganado (valor positivo para la vida silvestre), mientras que el propietario del ganado vería a los grandes depredadores como perjudiciales (valor negativo de la vida silvestre).
Los valores tienen pesos diferentes, que varían según los intereses respectivos de las partes involucradas. Es importante señalar que los valores intangibles como el valor ético no son tan valorados en términos de justificar la conservación de la vida silvestre como aquellos valores directos como los económicos. Sin embargo, para los tomadores de decisiones de alto nivel, la rentabilidad financiera, el rendimiento económico y la sostenibilidad ambiental son a menudo los valores dominantes, al igual que para las personas que dependen directamente de la vida silvestre.
Para continuar avanzando en el reconocimiento de la vida silvestre, el 20 de diciembre de 2013, en el 68º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), se declaró el 3 de marzo como el Día Mundial de la Vida Silvestre. La Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas designó a la Secretaría de la CITES como facilitadora para la observancia mundial de este día especial para la vida silvestre en el calendario de la ONU. El Día Mundial de la Vida Silvestre de las Naciones Unidas se ha convertido ahora en el evento anual mundial dedicado a la vida silvestre.
México alberga cerca del 10% de las especies de vida silvestre registradas en el mundo; gran parte de ellas son endémicas, por lo que es un país megadiverso y tiene grandes razones para celebrar el Día Mundial de la Vida Silvestre y concienciar sobre el valor de la vida silvestre. Al ser un país de grandes contrastes, muchas personas dependen de la vida silvestre y de los recursos derivados de esta para satisfacer sus necesidades, desde alimentos hasta combustible, medicina, viviendas y ropa. Por lo tanto, para disfrutar de estos valores, las personas deberían trabajar juntas para garantizar que los ecosistemas prosperen y la vida silvestre continúe existiendo para las generaciones futuras.
En el Centro de Capacitación Bioadviser (CCBIO), reconocemos la importancia de celebrar la vida silvestre y el importante trabajo de conservación que se realiza en todo el mundo. El lema de este año 2024 para celebrar la vida silvestre es "Conectando Personas y Planeta: Explorando la Innovación Digital en la Conservación de la Vida Silvestre". Como CCBIO, que trabaja conectando personas a través de la innovación digital, creemos que el mundo está cada vez más digitalizado y que la conservación de la vida silvestre enfrenta desafíos y oportunidades únicos.
La rápida expansión de la tecnología digital proporciona herramientas para la protección y preservación de la biodiversidad. Una de las formas en que la innovación está transformando la conservación de la vida silvestre es mediante la recopilación y el análisis de datos, el uso de drones, sensores remotos y satélites que permiten monitorear los hábitats y rastrear las poblaciones de manera eficiente y precisa, lo que ayuda a tomar decisiones de gestión y políticas de conservación.
Creemos que la tecnología digital ha cambiado la forma en que las personas interactúan y se involucran con la conservación de la vida silvestre a través de plataformas en línea, aplicaciones móviles y otros medios que permiten a las personas participar en el monitoreo y conservación de la vida silvestre, fomentando así un mayor interés y conciencia pública sobre su importancia. Las redes sociales también han contribuido a la educación ambiental y la sensibilización, al crear historias, videos y conexiones con la vida silvestre. Sin embargo, aún existe una brecha digital que puede limitar el acceso a estas tecnologías en áreas rurales o países en desarrollo, donde la conservación de la vida silvestre es más crítica.
Invitamos a todos a reconocer la importancia de la vida silvestre e incorporar la innovación digital para aprovechar al máximo estas herramientas y abordar los nuevos desafíos para trabajar juntos en proteger y conservar la increíble diversidad de vida silvestre.
Escrito por: Dra. Fabiola de la Cruz Burelo (capacitadora CCBIO)
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