Humedales en México: Desafíos, avances y perspectivas en el contexto global
- CCBIO
- 2 feb
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Desde la adhesión de México a la Convención Ramsar en 1986, se han declarado más de 140 humedales de importancia internacional y se han implementado diversos proyectos de conservación y restauración, logrando recuperar áreas degradadas en lugares como Campeche, Quintana Roo y el Delta del Río Colorado. Sin embargo, el país aún enfrenta grandes desafíos: la pérdida acelerada de estos ecosistemas debido a la urbanización, el cambio en el uso del suelo, la contaminación, vacíos legales y la falta de monitoreo e inventarios locales, lo que impide la implementación de estrategias efectivas a largo plazo.

El 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, una fecha en la que se realizan numerosas reflexiones, reuniones y celebraciones sobre la importancia de estos ecosistemas, que son fundamentales para el equilibrio ecológico global y en la mitigación del cambio climático. Los humedales son ecosistemas que se inundan temporal o permanentemente, creando condiciones hídricas particulares que favorecen el desarrollo de vegetación y fauna adaptadas a estos ambientes. Incluyen manglares, marismas, lagunas costeras, ríos, turberas y humedales artificiales, entre otros. Su relevancia radica en su papel en la regulación del ciclo del agua, la mitigación del cambio climático, la protección contra inundaciones y su función como refugio de biodiversidad. Además, proveen servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar humano y la seguridad alimentaria.
En 2025, el lema de esta conmemoración es "Proteger los Humedales para nuestro futuro común", subrayando la necesidad de garantizar la conservación de estos ecosistemas para las generaciones futuras. En este contexto, México ha reconocido desde su adhesión a la Convención Ramsar en 1986 que la protección de los humedales es esencial para un futuro sostenible y equitativo. Se han promovido diversas iniciativas para su conservación, fortaleciendo las estrategias de manejo sostenible, la restauración y el uso racional, con el fin de que estos ecosistemas sigan brindando servicios clave para las generaciones presentes y futuras.
En los últimos 20 años, México ha avanzado en la protección de humedales a través de la declaración de nuevos Sitios Ramsar, alcanzando más de 140 humedales de importancia internacional. Además, la implementación de programas de conservación y restauración ha permitido la recuperación de algunas áreas degradadas. No obstante, aún continúa la pérdida neta de humedales, debido a amenazas como la expansión urbana, el cambio en el uso del suelo, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos hídricos, lo que ha resultado en la pérdida de una cantidad aún no cuantificada de estos ecosistemas. Asimismo, persisten vacíos legales y falta de una aplicación efectiva de las normativas existentes, lo que dificulta su protección.
Otro vacío importante de información es la falta de inventarios y monitoreos a escala local, lo que impide una mejor gestión y el desarrollo de estrategias claras de restauración y uso sostenible. Aunque existen datos sobre diversos humedales, como los manglares de la Península de Yucatán y el Golfo de California, que han sido objeto de numerosos estudios debido a su importancia ecológica y su rol en la captura de carbono azul, hay otros ecosistemas menos investigados. Por ejemplo, los sistemas de turberas en el noroeste del país, que tienen un papel fundamental en la regulación hídrica y la biodiversidad, han recibido menos atención científica. Del mismo modo, los humedales temporales en regiones áridas, como los situados en el desierto de Chihuahua, siguen siendo subrepresentados en la investigación y la gestión ambiental. Es necesario aumentar la inversión en investigación científica y el desarrollo de políticas públicas específicas para abordar las amenazas que enfrentan y garantizar su preservación a largo plazo. Sin embargo, en el contexto actual de la ciencia en México, la creación e implementación de estos programas resulta compleja, lo que dificulta la consolidación de estrategias efectivas para su protección y manejo sostenible.
En general, la tendencia en México ha sido una pérdida acelerada de humedales debido a factores como la urbanización, la expansión agroindustrial, la contaminación y el impacto del cambio climático. Se estima que el país ha perdido alrededor del 62% de sus humedales originales en las últimas décadas. Regiones como el Valle de México, donde los sistemas lacustres han sido reemplazados por infraestructura urbana, y la costa de Tabasco, afectada por el desarrollo petrolero y la erosión costera, son ejemplos de humedales que han experimentado una reducción significativa de estos ecosistemas.
A pesar de estas pérdidas, se han realizado esfuerzos de restauración, aunque muchos no están documentados o carecen de información suficiente. No obstante, algunos proyectos han logrado avances significativos. En Campeche y Quintana Roo, la rehabilitación de manglares ha permitido la recuperación de miles de hectáreas degradadas, promoviendo la regeneración natural y el restablecimiento de la biodiversidad. En el Delta del Río Colorado, los proyectos de manejo del agua han facilitado la regeneración de humedales en zonas impactadas por la disminución de caudales. Sin embargo, la restauración sigue siendo un desafío a gran escala, y se requiere una mayor integración de estrategias de conservación con políticas de desarrollo sostenible para revertir la tendencia de pérdida de humedales en el país.
Otra estrategia que ha ganado relevancia en México son los humedales construidos, utilizados para la gestión del agua y el tratamiento de aguas residuales. Estos sistemas artificiales imitan los procesos naturales de filtración y depuración, contribuyendo a la mejora de la calidad del agua y al restablecimiento de hábitats acuáticos. En los últimos años, diversas iniciativas, principalmente del sector privado, han promovido su implementación en zonas urbanas y rurales, demostrando su eficacia en el control de contaminantes y la restauración de cuerpos de agua degradados. No obstante, su adopción a gran escala enfrenta desafíos técnicos, económicos y regulatorios.
El futuro de los humedales en México depende de muchos factores conjuntos, que incluyen la investigación, la participación de la sociedad civil y la implementación de políticas públicas para una gestión eficaz. Es necesario fortalecer la regulación ambiental, mejorar la coordinación interinstitucional y fomentar la participación de las comunidades locales en la protección de estos ecosistemas. Además, la integración de tecnologías como el monitoreo satelital y los sistemas de información geográfica será clave para evaluar los cambios en la extensión y salud de los humedales.
En este Día Mundial de los Humedales, es importante reconocer la relevancia de estos ecosistemas no solo para la biodiversidad, sino también para el bienestar humano y la resiliencia ante el cambio climático. Las pequeñas y grandes acciones, tanto a nivel personal como colectivo, nos ayudarán a crear un entorno más adecuado para que, como menciona el lema de este 2025, la protección de los humedales nos permita asegurar un futuro común.
Dra. en C. Fabiola de la Cruz Burelo
Egresada de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Realizó la maestría y doctorado en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), con experiencia y formación en Manejo y Conservación de Bosques Tropicales. Cuenta con líneas de investigación en restauración ecológica, ordenamiento ecológico y territorial. Experiencia profesional en proyectos de restauración de ecosistemas tropicales, caracterización y gestión de humedales, manglares.
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