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Una nueva investigación utilizó datos de más de 5.500 personas para demostrar que nuestros órganos envejecen a diferentes ritmos y que cuando un órgano en particular envejece, en comparación con los demás, el portador tiene un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad que afecte a ese órgano y morir.
El estudio determinó que aproximadamente una de cada cinco personas mayores de 50 años, que gozan de buena salud, tiene al menos un órgano que presenta signos de envejecimiento significativamente acelerado. Los hallazgos, que se informaron en Nature, también sugirieron que es posible que solo sea necesario un análisis de sangre para revelar ese órgano que envejece rápidamente, lo que podría ayudar a reducir la probabilidad de enfermedad. Potencialmente, los pacientes podrían recibir medicina preventiva, antes de que presenten síntomas de enfermedad.
"Podemos estimar la edad biológica de un órgano en una persona aparentemente sana", dijo el autor correspondiente del estudio, Tony Wyss-Coray, PhD, profesor de neurología en la Universidad de Stanford, entre otras cosas. "Eso, a su vez, predice el riesgo de una persona de sufrir enfermedades relacionadas con ese órgano".
En este estudio, los investigadores analizaron los niveles de alrededor de 5.000 proteínas diferentes en muestras de aproximadamente 1.400 personas de entre 20 y 90 años y luego analizaron los resultados con herramientas computacionales. El algoritmo que diseñaron se creó para estimar la edad de las personas en función de sus niveles de proteína. Los investigadores se centraron en proteínas codificadas por genes que son cuatro veces más activos en un órgano específico que en otros. Se descubrió que había alrededor de 900 proteínas que se caracterizaban por este tipo de actividad específica de órganos. Los científicos determinaron que casi 1.000 proteínas se habían originado en un solo órgano y que los niveles anormales de esas proteínas estaban asociados con el envejecimiento acelerado de un órgano y un aumento en el riesgo de enfermedad y muerte.
La exactitud de este método se verificó luego con otras 4.000 personas. En este grupo se analizó el conjunto de proteínas ya identificado para evaluar el estado de envejecimiento de once órganos. Se analizaron los niveles de proteínas específicas de órganos de cada persona. Los científicos encontraron una diferencia de edad en la que un órgano no coincidía con la edad real de la persona. Se utilizaron herramientas computacionales para estimar las edades de estos órganos aberrantes.
Casi el 20% de las personas mayores de 50 años, o alrededor de una de cada cinco, tenían al menos un órgano que envejecía a un ritmo mucho más rápido en comparación con el promedio, señaló Wyss-Coray. Esas personas también tenían un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad en ese órgano dentro de quince años. Dependiendo del órgano afectado, en quince años existía entre un 15 y un 50 % más de riesgo de muerte.
Por ejemplo, cuando el corazón era el órgano que envejecía más rápidamente, una persona tenía un riesgo 2,5 mayor de insuficiencia cardíaca en comparación con aquellos con un corazón más parecido a su edad biológica. Cuando los cerebros envejecían más rápidamente, había un riesgo 1,8 mayor de deterioro cognitivo en cinco años en comparación con las personas que tenían cerebros más jóvenes.
No se encontró que muchas personas tuvieran más de un órgano envejeciendo a un ritmo acelerado; sólo una de cada 60 personas tenía dos órganos que envejecían rápidamente. Entre aquellos con dos órganos que envejecían rápidamente, el riesgo de muerte aumentó 6,5 veces.
Varios de los autores del estudio han co-creado una empresa llamada Teal Omics Inc., que intentará comercializar los hallazgos, y se ha presentado una solicitud de patente.
Tomado de: Stanford University
Fuente: Nature
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